sábado, 21 de abril de 2012

Ya estamos Aqui

 Os informo que desde hace un par de días, Nani y yo ya estamos en Tokio!!!

 De momento, la entrada siguiente puede esperar un poco, ya que no tenemos apenas tiempo y estamos un poco con el agua al cuello, pero felices, eso sí.

 Os iré escribiendo dentro de unos días, cuando decidamos o sepamos qué va a ser de nosotros. Mientras  tanto, recopilo fotos y videos para poder mostraroslas en entradas futuras. Un abrazo fuerte a todos.

 Nani y Seven.

lunes, 16 de abril de 2012

El punto de retorno.


 Seven:


 La verdad es que no se me ocurre muy bien cómo saludar. No sé si alguna vez os ha ocurrido, que llegáis tarde a algún sitio, o retomáis un pasaje de vuestra vida estacionado, congelado, circundado por una trama que protagonizas, tan sólo porque eres tu el que debe mover ficha.
 Normalmente cuando te están esperando es más soporífero, porque ya cuentas con espectadores, y hasta que tu no muevas ficha ellos no dejarán de subrayarte en su subconsciente, al menos, porque es el resultado del proceso que sigue todo estímulo  respuesta.
 Cuando venía a saludaros, por los pasillos me estaban dando retortijones, habíamos quedado en el sitio de siempre y no sabía que deciros, así que os saludo con un "Hola" mientras me rasco la nuca, creo que nunca es tarde para nadie.



 Desde la última entrada de Nani, los quehaceres se han incrementado, y las apetencias han tomado tendencias alternativas en referencia a las que seguían hace unos meses.

 Me he independizado temporalmente. Nani ha venido a vivir conmigo y compartimos una bohardilla en la plaza de tribunal cual cueva secreta digna de dos compañeros de aventuras.

 Es la hostia.

 No sé cuantos metros cuadrados debe de tener esto, pero mola ir de un sitio a otro de la casa con tan sólo dar cuatro pasos, porque si lo que queríamos era prepararnos para vivir en las angostas estancias minimalistas de Tokio, qué mejor que ensayar en un sitio en el que la cocina de dos fuegos te fríe un filete en cincuenta minutos y los espaguetis los calientas en agua al microondas, porque de otra forma no comerías. Qué mejor que un sitio en donde la ducha es víctima de un techo abohardillado diagonal, obligándote a ducharte de rodillas para no darte capones con el yeso.

 De verdad, que esto es la hostia.

 Cuando buscaba piso, recuerdo que desde Salamanca Nani me decía por teléfono que lo importante era la compañía, y que pillase un zulo si hacía falta. Sinceramente, no sé si esto es o no un zulo para unos u otros, pero quienes lo han visto dicen que es la caña, sobre todo porque tiene ese rollo bohemio hippie escritor que muchos querrían, y porque, lo que voy descubriendo de Nani es tan chulo que cuando quiero darme cuenta, entre los dos hemos impregnado las paredes con nuestro aura o nuestro no sé qué, y ya se respira a nosotros. Nos lo montamos genial, tenemos todo lo que podemos tener en un piso tirado de precio con gastos incluidos, comunicados y compartiendo todas nuestras cosas en común, que es lo que importa.

 Entre tanto cambio, meto con calzador que no tenemos internet, de ahí una de las razones de más peso por la cual no escribo, y porque desde el curro no puedo y el poquito tiempo de la tarde que tengo lo comparto con Nani, como era de esperar.



 Si todo va marchando estupendamente, los únicos altibajos sobrevienen con el trabajo, y aquello que podría fluir con el resto de mi entorno se va enquistando, y ahí no fluyo, me he quedado flotando en un fluido denso que huele a culo de mono.
 No entiendo qué alicientes tienen las personas para pisar a otras personas en espacios colectivos, en donde la evolución ficticia depende de la aprobación o el reproche del César, alias Jefe, que induce a que nos convirtamos en repollos alienados por un Gran Hermano de oficina.
 Estoy hasta los cojones.
 Esencialmente nunca he sido una persona que necesite estar energéticamente acometiendo contra otros seres, ni siquiera voy predispuesto a estar a la defensiva contra ataques jinchos de importancias desmedidas suscitadas por ideas sobrevaloradas, pero desde hace un tiempo, formo parte de uno de estos juegos descargables para todo aquel que se compra una vida laboral.
 Yo no sé si me descargué la DEMO correcta de mi vida laboral, porque cuando compré la versión de pago con un contrato indefinido empecé a entender poco a poco que era algo complicada. Si tenéis algún juego que os mole de vuestra vida pasadme el link.

 Haciendo balance de todo, estoy feliz, porque entre la compañía de Nani, los cambios en mi vida y mis enfrentamientos en el trabajo, mi principal proyecto a largo plazo sigue tomando su forma, y sin vacilar demasiado os cuento que la semana que viene, vuelvo a Japón.

 Ha sonado como el que se va a comer un kebab, pero no os imagináis las ganas de vomitar de emoción que me han entrado al escribirlo. Es una contrariedad, pero es que cuando me pongo nervioso ya sea para bien o para mal, mi estómago se me encoge jugándome malas pasadas.
 Ahora que vuelvo a escribiros, tengo el placer de deciros que volveré a poneros al día de nuestro viaje, pues esta vez viajo con Nani, ambos con la intención de entregar currículums por Tokio, consolándonos con que el trasfondo de todo es ir de viaje de vacaciones, para que la hostia denominada "retorno España" esté acolchada, si llega.
 Recuerdo cuando hice la promesa con Nani en la Tokio Tower la primera vez, y cómo nos prometimos que volveríamos algún día a vivir juntos. Hoy ha pasado medio año ya, y nos vamos mucho antes de lo que esperábamos.
 Nos vamos un par de semanas, en un viaje con un itinerario especial. Muchas veces hemos hablado los dos, de la diferencia que hay de trabajar aquí en cualquier curro trapero a hacerlo en Japón, porque allí no serías un currito trapero, ¡Allí serías el prota de un Anime!
 Con nuestro escaso conocimiento de japonés, nuestro chapurreo de inglés y nuestra gracia y buena intención, volamos con un 3% prensado en la frente, para que cuando nos miremos al espejo sepamos que esa es la probabilidad de encontrar curro, y a su vez el recuerdo remarcado de que hay una razón por la que hacerlo.
 Hemos empezado por algo viable, nos hemos montado rutas turísticas que engloban en su recorrido todos los bares españoles de tapas que hemos encontrado en Tokio, para empezar por algo fácil. En la recámara guardo currículums de diseñador, pero primero a lo fácil, que es ese 3%.
 Currar en alguna taberna española poniendo tapas a japoneses puede molar. Si conseguimos encontrar algo, habremos quebrantado la primera norma antiesperanza inventada: "Es muy difícil encontrar trabajo en Japón". La segunda que quebrantemos será: "Trabajar en Japón en un bar es duro". Y así una tras otra.
 Si retornamos a España, bueno, tenemos un As en la manga, porque volveremos a Japón, de hecho tenemos los billetes comprados para un segundo viaje (algún día explicaré este punto, pero los billetes existen).

 Os mantendremos al día de nuestras andaduras por tierras niponas, e iremos viéndonos por aquí con más frecuencia.

 Coloco un vídeo inspirador en honor a nuestro país del sol naciente. Hace más de mes y medio desde el terremoto de Japón, y tenía reservado esto para compartir con vosotros.




 Gracias a todos y gracias Nani. Muchísimo ánimo a aquellos que decidís luchar por vuestros sueños, contáis con mi apoyo y respeto. 

domingo, 19 de febrero de 2012

Todo arde si le aplicas la chispa adecuada




 Nani:




  Lo primero, pido perdón por haber estado ausente durante este tiempo. La verdad es que cuando me entran ganas de escribir no lo hago, o por falta de tiempo, o porque no puedo dejar de sentirme una intrusa en este pequeño retazo del particular mundo de Seven que os dedica con tanta ilusión.
 Me ha dado la impresión de que doy una imagen un poco pesimista de mi misma, ¿serán imaginaciones mías? Quiero aclarar (realmente no sé si es necesario o si alguno de vosotros lo ha pensado puede que le dé un poco igual que sea cierto o no) que nada más lejos de la realidad. Tengo mis momentos, como cada uno de vosotros, eso es todo. Cuando escribí la segunda entrada estaba en una etapa en la que me ponía demasiados límites. A la hora de confiar, de creer,de motivarme e incluso de amar.
 Llega un momento en que debemos comprender que los límites no mantienen a los demás a distancia, que no nos protegen de los problemas,de las tentaciones,que sólo provocan que te encierres en ti mismo, apartándote de la vida. Entonces, o decides marchitarte y permanecer dentro de esos límites, o abandonarte a mil placeres franqueando esos propios límites.
 Yo hace relativamente poco tiempo que decidí ser libre y traspasar esos límites descubriendo sentimientos, sensaciones y vivencias más propias de una motivada. Y es que ahora me es más fácil motivarme, no sólo porque alguien me haya tendido su mano y me haya arrastrado a un infinito mundo de posibilidades, si no también porque he decidido bailar con la vida. Una vez leí que la vida es una compañera. Hay que tomarla como a una amiga, bailar con ella y dar, dar sin contar para que después ella te responda. Hay que hacerse cargo de uno mismo, trabajar para sí, aceptar los errores, corregirlos, ponerse en movimiento... y entonces ella entra en tu baile. Baila contigo.
 A mí la vida me ha respondido y me ha dado a Tokio y a Seven con ella.

 Exprimo la vida hasta que atraviesa mi piel, mis venas y fluye por el torrente sanguíneo siendo bombeada por el corazón e irrigando mis extremidades, mi cerebro y mis mejillas. Instándome a bailar una y otra vez, aunque me tropiece con ella y tenga ganas de dejar de bailar. Ella me recoge, me consuela y me pone en movimiento para que siga danzando a su compás.
 La canción ha cambiado. Nuestro pelo ondulaba con cada nota de una melodía rock. Ahora hemos pasado a estar inmersas en un vals cuya reproducción está en pause, o mejor dicho, avanzando a fotogramas desesperadamente lentos.


 Y es que estoy en una etapa de trámites en la que todo cambia (se me acaba el curro, mudanza, cambio de casa, de ciudad...) y como soy una persona que se anticipa mucho a los acontecimientos y piensa las cosas demasiadas veces, al final lo único que consigo es rayarme y que todo parezca más lento de lo que es.
 Charlene (es el nombre que le he puesto a mi compañera, con fonética francesa. ¿Por qué no? Homer le pone nombre a un palo de golf),a lo que iba, Charlene me mira un poco irritada, regañándome por ser tan arrítmica y preferir el rock. Creo que me tomaré las cosas con un poco más de calma permitiéndome el lujo de bailar indefinidamente y no chafar a mi amiga que tanto disfruta danzando conmigo.




Sigue dando vueltas si aguantas de pie.




Japan Dreams 4. Última Parte (Gracias de nuevo a Carlos Santiago Ramal por habernos invitado a este viaje con él):
























































 A los anteriores comentarios estáis contestados en la respectiva entrada. Saludos!